Hay que perder para ganar: las derrotas son muy valiosas si las analizas

Hay que perder para ganar: las derrotas son muy valiosas si las analizas

Si hay una frase que me estoy repitiendo mucho es la de que «hay que perder para ganar«. A veces las cosas no funcionan como te gustaría, pero haber pasado por esa experiencia fracasada permite aprender y abrirte a nuevas opciones que resultan mejores y que de no haber ocurrido el fracaso no te habrías ni siquiera planteado.

He decidido contarte qué me está pasando porque es crucial no rendirse y seguir soñando día a día a pesar de los pesares. La ilusión forma parte de proyectar sueños, y en mi caso resulta un motor imprescindible para continuar, así que si la ilusión falla mi motor se para, y con ello esa lucha por sueños que me quedan por cumplir se va disipando. «Perder para ganar» significa mucho en estos momentos, y si estás pasando una situación similar a la mía puede que este texto te reconforte un poquito.

Por supuesto ya he escrito sobre la importancia de seguir adelante, por eso te invito a revisar el artículo Tuve un sueño y no se cumplió: a veces trabajar duro no sirve pero sigue.

BSO para leer «Hay que perder para ganar»

«Dream On» de Aerosmith, ya que el contenido del mensaje es precisamente el de avanzar y seguir soñando a pesar de los pesares.

Recuerda que puedes dar al play ahora y leer con la música de fondo o bien leer el contenido y escuchar después.

En cualquier caso no te vayas sin disfrutar de la pieza musical sugerida porque ayuda a matizar el mensaje a trasladar:

Perder para ganar aporta ventajas

Sí, puede que te parezca contradictorio pero voy a explicarte qué es lo que aporta pasar por una situación que no funcionó, sea a nivel laboral, familiar, personal, social…

Desde luego hay una ventaja muy importante: analizando la situación vivida darás con lo que no te gustó, y si haces un ejercicio de sinceridad trabajarás a fondo en no autoengañarte; si algo no ha funcionado bien debes analizar todo lo acontecido para detectar qué patrón no repetir en futuras ocasiones porque aunque solemos buscar culpables externos, en un alto porcentaje de los fracasos realmente hay mucho trabajo personal por hacer. Los cambios solo se pueden dar en un@ mism@.

Siempre tendemos a relegar la parte positiva anteponiendo el sufrimiento que también despierta no conseguir lo propuesto, pero por mi tendencia a ver siempre el vaso medio lleno he aprendido -y comprendido con el paso de los años- que nada es en vano, y en nuestra mano está aprender o repetir situaciones.

¿Qué ocurre si se repiten fracasos aun modificando patrones?

Si se repiten fracasos pero cambiaste modus operandi, entonces es momento de plantearte qué es lo que te genera esa situación concreta. Llega el instante de sumergirte de lleno en el análisis real, sincero, aunque duela y darás con lo que está generando repetición en el fracaso.

Piensa que tal vez lo que ocurre es que debes cortar por lo sano y replantearte algo de ti -pueden ser relaciones o escenarios profesionales, por ejemplo-: a veces nos empeñamos en actuar de un modo concreto que no es efectivo, o bien relacionarnos con determinada gente que no nos conviene o tal vez nos obcecamos con un ámbito que ya dio todo lo que tenía que dar…

Pero la realidad es que seguir en la misma línea acabará exactamente igual que en anteriores ocasiones fallidas: en tu mano queda cambiar y evolucionar o quedarte igual echando balones fuera.

Perder para ganar me ha abierto horizontes que no contemplaba

En diciembre del 2022 tuve que tomar una de las decisiones más duras a nivel profesional. Me he cuestionado mucho el último año de trabajo como autónoma, y he sufrido, llorado e incluso odiado el sistema. Pero empecinarse en un formato que estaba haciendo mella en mi salud emocional y mental realmente estaba acabando conmigo, así que corté por lo sano porque llegó un punto en el que no sentía la motivación necesaria ante lo que estaba haciendo y ocurriendo…

Y no hay mayor peligro que no tener ganas de hacer algo… Estaba entrando en esa espiral donde los sueños se van difuminando al compás que marcan las horas de desasosiego, y aquella ilusión que siempre ha estado dentro de mí como una gran llama motivadora persiguiendo sueños se estaba apagando: esto fue el punto de inflexión que me hizo darme cuenta de que no quería -ni podía tampoco- seguir así, y cambié patrón.

He reconectado con orígenes a la vez que he abierto caminos nuevos fascinantes obligada por la situación vivida, y debo decir que es lo mejor que me podía pasar aunque he sufrido lo mío.

Sigo soñando: de cada derrota nace una nueva ilusión revisionada

He recopilado sueños cumplidos que me han hecho entender lo acontecido como un trámite necesario para crecer a varios niveles. He detectado lo que no quería que volviera a ocurrir, y he rescatado aquellos sueños que quedan aún por alcanzar: combinando todo he vuelto a ser yo, con ganas, feliz, motivada… ¡Qué importante es no perder de vista orígenes, sueños, metas, lo que no quieres cerca y lo que sí sientes imprescindible para avanzar!

He estado unos meses mal a nivel anímico, algo que ha sabido muy poca gente -mis personas más allegadas- porque soy de ese perfil que necesita primero digerir lo acontecido e interiorizarlo hasta asimilarlo para después poder verbalizarlo.

En ese trayecto de bastantes meses de ansiedad (fobia social de la que ya he escrito y que ya arrastraba no ayudó) somaticé estrés, pero cuando logré decirlo en voz alta el alivio no solo fue que se supiera lo que me estaba pasando: realmente lo importante es que entendí que quería abrir nuevos horizontes, y el fracaso es realmente lo que me ha hecho ver todo esto. Así que si estás pasando por un momento similar, donde algo se ha quebrado y/o dejado de funcionar, sincérate contigo mism@, busca qué puedes cambiar para mejorar y ante todo: no dejes de soñar…

TE PUEDE INTERESAR DEGUSTAR LOS SIGUIENTES FIDEOS DE OPINIÓN

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *