Pertenezco a una generación que se ha criado bajo las pautas de usar, tirar porque ha dado mal resultado en poco tiempo y comprar algo nuevo en vez de arreglar lo viejo. Es la cultura direccionada por la obsolescencia programada, asignatura que incluso se estudia en la universidad.
Sustituir por algo nuevo hemos creído que era lo correcto, porque interiorizamos la idea de no guardar trastos viejos -que los has comprado hace escasamente un año- o no los vas a mandar arreglar porque ya ha salido un nuevo modelo más moderno y «eficiente» -anunciado así por todas partes- y te va a salir más caro el arreglo que coger uno nuevo.
Pero hace unos años vi un documental en TVE 2, dentro del espacio «Documentos Tv», que se titulaba «Toda la Verdad Sobre la Obsolescencia Programada». No cambié y presté atención… Cuando terminó el reportaje no me podía quitar de la cabeza cómo el ser humano, tan inteligente, resolutivo y superviviente -cuando se ha visto contra las cuerdas- podía estar siendo ahora tan destructivo y tirano por beneficios económicos y ansias de poder. Quiero compartir contigo el contenido que vi y reflexiones que me vinieron a la cabeza cuando escribí este artículo.
BSO para leer «Obsolescencia programada: la cultura de usar y tirar»
Hace bastantes años que redacté el texto que vas a leer. Lo he retocado poco, y lo he hecho escuchando «We always think there is going to be more time» de The End of the Ocean (USA).
Post rock que te permitirá guiar la lectura reflexiva hasta el final aportando matices intensos conforme aumenta la intensidad -carcaterística importante y definitoria en este estilo instrumental-, pieza que parece compuesta para este fideo de opinión que a pesar de haberlo cocinado hace años -puedo decirte que por 2013 pueda ser- no ha perdido ni un ápice de sentido.
Lee y da al play, reproduce ya el tema o hazlo después, da igual pero independientemente del orden elegido no omitas la escucha por favor:
El origen de la obsolescencia programada:
Las personas avispadas de la época se dieron cuenta de que no salía rentable fabricar para que durase mucho tiempo el producto porque, según su visión, consideraban que el cliente que lo compraba tardaría los años de vida del elemento adquirido en volver a por otro nuevo.
Entonces se les ocurrió un plan: se reunieron varias veces y pensaron cómo podían controlar de alguna manera el consumo, para que los clientes tuvieran que comprar cada menos tiempo el producto y así asegurarse ventas periódicas en intervalos de tiempo más cortos. Con todo esto llegaron a una conclusión direccionando todo:
Debían fabricar con fallos, asegurándose de que el producto tendría una determinada vida y así controlar la producción, el consumo y la economía. Unido a este plan estratégico se desarrollaron una serie de campañas publicitarias en las que se incitaba al consumidor a comprar. Y lo lograron.
Nacían los cárteles que dominarían la producción
Los «genios» que llevaron a cabo estos planes eran personas poderosas de diversos puntos del mundo. Se unieron y se les llamó cárteles. Se encargaron de dejar por escrito todo lo que se debía hacer y cómo. Si la vida de una bombilla hasta entonces duraba 2.500 horas, a partir del nacimiento del cártel fue reducida a 1000 horas.
Las empresas fabricantes de bombillas estuvieron obligadas a cumplir con estas normas, y todos aquellos que las incumplieran debían pagar multas en función del exceso, es decir, si fabricaban bombillas que duraban 1.500 horas, por cada hora de más -en este caso 500 horas- debían pagar al cártel la multa.
Se convirtieron en una mafia que controlaba la producción, el consumo y la economía, naciendo con ellos la gallina de los huevos de oro que desde entonces, y hasta hoy, se sigue explotando por los poderosos como si no hubiera un mañana… Y si seguimos así no lo habrá, porque todos nuestros actos tienen consecuencias.
Las consecuencias de la obsolescencia programada
Los países tercermundistas se han convertido en los vertederos del mundo. Grandes compañías informáticas, por ejemplo, -que por otro lado incluso algunas se anuncian ecologistas- envían cada año a países africanos contenedores llenos de trastos informáticos que ya no sirven para nada.
En el documental se explicaba el funcionamiento para evadir normativas: como esta práctica está totalmente prohibida agudizaron el ingenio para trampear los envíos, ¿y qué solución implementaron? En las primeras capas de los enormes contenedores, que son las capas visibles cuando se revisan en las aduanas, incluían productos que sí funcionaban y se envían con albaranes en los que se presentaban como contenedores de artículos de segunda mano que podrían tener más vidas en estos países necesitados.
Pero detrás de esas capas se encontraban, en realidad, escombros informáticos que inundaban cada día parajes, que antes eran ricos ecosistemas naturales y que hoy se han quedado reducidos a basureros repletos de niños provenientes de familias sin recursos. Estas criaturas, que deberían estar jugando, estudiando y siendo felices se veían obligad@s a quemar el plástico para poder extraer el cobre de los componentes y después venderlo a cambio de una pequeña cantidad de dinero. Es la única forma de supervivencia queenían porque el ecosistema de la zonafuegravemente dañado debido a estos vertidos…
Reacción en cadena propiciada
La principal consecuencia es la cantidad de enfermedades pulmonares que están afectando a pequeñ@s y mayores que necesitaban quemar el plástico para sobrevivir.
Después no podemos olvidarnos de los daños naturales: el suelo de aquellos basureros informáticos ya no es fértil, ni queda absolutamente ningún vestigio de lo que fue, generando cambios ecológicos devastadores para la flora y fauna de los lugares y obligando a las gentes que vivían en los alrededores a tener que emigrar forzosamente por haberse convertido en auténticos infiernos visuales, insanos e inhabitables…
Hay contaminación por todas partes y esperanzas de vida acortadas de personas que no tienen recursos ni forma de luchar contra estas prácticas sucias y realizadas sin escrúpulos desde hace años por cárteles de ayer, que han ido dejando en herencia su modus operandi a las mafias políticas y empresariales de hoy.
¿Qué hacer?
Es crucial informar y concienciar a la gente de lo que realmente está pasando y cómo funcionan actualmente los fabricantes. Cada vez se abre más el tema de la obsolescencia programada, y se sabe que está en todas partes, pero esto último es lo más preocupante: que lo vemos como algo normal. Esa mentalidad consumista que nos han inculcado es la que tiene que cambiar, y solo puede modificarse conociendo lo que sucede en realidad, buscando soluciones como reciclar, arreglar y tomar conciencia colectiva, no la individual que nos mueve.
Si eres consumidor habitual de videojuegos y consolas, por ejemplo, ¿no te has preguntado alguna vez por qué cada año -máximo dos- sale un modelo nuevo y dejan de fabricar juegos para el modelo que pasa a ser antiguo? Lo mismo sucede con la telefonía movil, con los ordenadores y demás productos informáticos, con los electrodomésticos, los automóviles y un largo etc.
Y no hace falta irse a los grandes productos, porque también está instaurado este mal de la obsolescencia programada en productos pequeños, desde los plásticos hasta los componentes electrónicos; todo es fruto de una larga trayectoria estudiada al milímetro desde hace décadas y explotada por mismas almas cuyo principal objetivo es llenarse los bolsillos sin importarles nada más.
«No hay productos ahora que duren como los de antes»
No es casualidad que veteranos de la vida digan desde hace años que «no hay ahora productos que duren como los de antes»: efectivamente así es porque se fabrican con fecha de caducidad tras el vencimiento de la garantía.
Incluso insertan dispositivos programados para que, tras equis números de actividades del aparato se pare o dé un error, obligando con ello a que tengas que cambiarlo por un modelo superior porque el tuyo se ha quedado aparentemente obsoleto. Además, se aseguran que ya no existan repuestos en ningún sitio para modelos anteriores a lo que se esté vendiendo, aunque el modelo sea casi reciente (con un año escaso de vida en muchos ejemplos)…
Desde luego el plan estudiado fue diseñado al milímetro y proyectado a nivel mundial, pero quizás no se plantearon las consecuencias nefastas a nivel planetario como contrapartida. Es lo que suele ocurrir cuando solo miras por un objetivo concreto, que lo demás te da lo mismo hasta que las consecuencias se convierten en problemas que te perjudican. Comienza la era del reciclaje, de la segunda mano y de la concienciación colectiva:
¿Lograremos sobrevivir? ¿Saldremos del sistema consumista? ¿Dejaremos de contaminar países tercermundistas? ¿Conseguiremos dejar un futuro mejor a nuestr@s hij@s, niet@s, sobrin@s, prim@s…?