La violencia, el lenguaje de la sociedad en la era digital

La violencia, el lenguaje de la sociedad en la era digital

La violencia me preocupa, y cómo van creciendo los casos en la sociedad más. Resulta cuestionable qué educación estamos ofreciendo para que en los colegios haya aumento de casos de Bullying, y qué está ocurriendo en esta sociedad para que hayan proliferado violaciones en manada, agresiones grupales…

Toda una serie de reflexiones se han despertado en mí que quiero que leas y degustemos conjuntamente este fideo de opinión a ver si conseguimos despertar un pequeño atisbo de cordura para agitar conciencias.

Desde luego lo que voy a contarte tiene que ver también con lo que voy percibiendo de mi hija, que tiene 6 años, y en el entorno donde socializa hay actitudes curiosas que distan de quedarse en solo «cosas de niñ@s»… ¿Por qué tienen este comportamiento? ¿Cuál puede ser el origen?

B.S.O. para degustar este fideo de «La violencia, el lenguaje de la sociedad en la era digital»

The Prodigy y el corte «Smack my Bitch Up» es la pieza elegida para leer este fideo de opinión. Enraizados en la electrónica experimental llamada big beat fueron ubicados también dentro de los terrenos del punk electrónico -así se autodenominaron-.

Formación británica de culto poseedora de varios temas indispensables para la generación de finales de los 90 y dosmiles. Tuve la suerte de verlos en directo en Burgos hace años, teloneados por Enter Shikari. Aquella experiencia fue inolvidable.

Regresando a este corte «Smack my Bitch Up» no he puesto el videoclip original por varios motivos, pero si quieres acceder a él comprobarás que la violencia está por todas partes, como en la sociedad actual. Asegúrate de que no hay menores alrededor si lo encuentras y lo ves porque hay imágenes sexuales, consumo de drogas, alcohol, prostitución… Un cóctel audiovisual que en su momento vio la luz pero que hoy dudo pudiera ser emitido en canales como MTV -en su día sí salió allí, por cierto-.

Esta canción icónica de The Prodigy me parece perfecta para enfatizar el mensaje del texto. La violencia está por todas partes, insisto, y lo más preocupante es la normalización de la situación. Lee el fídeo con la música de fondo o lee y escucha después pero no olvides que texto y música se complementan siempre aquí, en blog Sopa Frita en mi Cabeza:

Poner límites en edad temprana me funcionó

Hay un debate mantenido en estos últimos años dentro del ámbito de la educación, maternidad y paternidad que genera posiciones encontradas. El origen es delimitar hasta dónde pueden llegar nuestr@s hij@s.

Hay una corriente que no quiere oír hablar del castigo, y otra visión que emplea esta táctica como una herramienta a modo de consecuencias ante acciones concretas.

El primer grupo está enraizado en la comunicación, el diálogo con criaturas enrabietadas ante pataletas y en el amor como única misiva para cortar situaciones complicadas. Yo me posiciono en el segundo grupo porque intenté militar en el primero, pero lo idílico de la teoría no resultó efectivo en la práctica a la hora de poner límites.

La realidad es que hay bastante permisividad, y tampoco me excluyo porque seguro que analizando día a día en mi casa encuentro muestras de ello también, pero tengo claro que la ausencia de límites acaba confluyendo en niñ@s tiran@s chantajistas que quieren salirse con la suya a cualquier precio.

Poner límites, aunque no sea lo más fácil sí es de lo más efectivo, ¿y cómo poner límites?: ahí cada persona sabrá qué hacer en su casa. En la mía mi peque sabe que no todo vale porque comprueba que hay consecuencias ante sus actos a través de castigos delimitando su acceso a material diverso que sabemos le gusta -muñecas, vídeos, películas…-. No sé si es la mejor táctica o la peor pero aseguro que nos ha funcionado hasta la fecha y desde que era bastante pequeña -época de guardería-. Probamos el refuerzo positivo pero con ello no conseguimos atajar los comportamientos rebeldes de manera tan efectiva.

Es crucial el contenido consumido en televisión: la violencia domina todo

La violencia consumida en medios genera comportamientos residuales que dejan impronta en personas adultas, adolescentes e infantes.

Analizando situaciones concretas que conozco de primera mano he llegado a la conclusión de que posiblemente la situación actual ligada a la agresividad radica en la influencia ejercida a través de los formatos televisivos y comunicación en redes sociales.

Desde luego basta con hacer un zapping rápido por la programación de canales de televisión accesibles a todo el mundo y te encuentras con muestras deleznables de personas intentando hundir a otras, y esto es de lo más suave…

Y en redes sociales haciendo scroll accedes rápidamente a todo tipo de contenido que parecen defender el «todo vale» (fake news y titulares clickbait están normalizados, pero no deberían).

La pornografía como referente sexual para menores de edad

Vamos más allá en material audiovisual: la iniciación a la hora de consumir pornografía está datada según informes del 2019 en los 8 años… ¡8 años! Las prácticas visionadas en este tipo de contenido dista muchísimo de la realidad, pero al verlo en pantalla -sea de dispositivos móviles, ordenador o televisión- se edulcora, se normaliza y se genera la errónea idea de que a las chicas y a las mujeres nos gusta lo que están viendo en formato pornográfico.

No es casualidad que haya aumento de casos de violaciones en manada: además de por la sentencia controvertida y alejada de lo merecido para los violadores aquel fatídico San Fermín -que indignó a la sociedad española en su momento y con razón- también entran en juego roles ficticios vistos en la pornografía, y de hecho uno de los vídeos más vistos (noticia 2019 más arriba mencionada) era una de «violación en grupo muy violenta». Juzga por ti mism@.

Emularlo puede convertirse en un deseo a alcanzar, y si entran en juego una combinación de drogas, alcohol, impulsividad, agresividad y falta de escrúpulos acaba desembocando en casos grupales como los que se están repitiendo a lo largo y ancho de la geografía española. Y tampoco ayuda cómo está la justicia española y sentencias: hace falta una reforma jurídica a todos los niveles porque resulta barato violar, agredir, asesinar, robar -bueno, esto último depende de quién seas…- pero, ¿quién se atreverá a acometerla?

¿Quién revisa el contenido emitido?

Desde realities insultantes en los que hay rencillas, cuernos y despiporre, hasta sobremesas extendiéndose horas donde se prostituye información que hunde vidas, idolatra a gente dañina y democratiza el insulto e ignorancia como principales elementos de comunicación…

Por supuesto en programaciones infantiles de canales concretos se han puesto de moda series televisivas en las que un grupo de alumnado popular domina el mundo escolar, y si quieres ser de esa panda tienes que hacer faenas, cumplir con unas pruebas ridículas de acceso, renunciar a principios… Esto se reproduce en los patios de los colegios, y la voz de alarma ya debería estar sonando a un elevado volumen…

Por supuesto no me olvido de las redes sociales donde se censuran imágenes artísticas en las que se ven pezones o se critican fotos o vídeos de madres amamantando a sus bebés, pero se permiten imágenes sangrientas de maltrato animal, bullying, peleas diversas…

Así que me queda claro que la violencia, convertida en primer plato, segundo, guarnición y postre, es ofrecida en el menú de todas partes y consumida por una alto porcentaje de comensales con carencias de vitaminas honorables, donde la doble moral campa a sus anchas asustad@s por la violencia en agresiones grupales, violaciones en manada, bullying, etc. pero consumiendo todo tipo de contenidos que replican lo que nos asusta…

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