Soy Vane Balón y si crees que ya no hay salida te pido que des un paso atrás en tu intención de quitarte la vida. No me conoces, pero quiero decirte que vales mucho, y aunque ahora mismo seas incapaz de creerlo lo vales. Llama al 024, pide ayuda a quien tengas cerca, pero no te vayas.
Sé que es difícil ver la luz cuando te encuentras asomándote al abismo: hay oscuridad y dolor por no poder salir del bucle pero no es tu culpa, y quitarte del medio deja mal para siempre a quienes se quedan aquí llorando tu pérdida -porque mucha gente te llorará aunque no lo creas-.
Te sientes culpable por no estar bien, pero no tengas esa carga: no es culpa tuya, estás pasando un proceso que te está mostrando las cosas distorsionadas hacia la oscuridad. Este texto es para ti, y voy a contarte las razones por las que no quiero que te vayas: he vivido suicido muy cerca, depresión muy cerca también y un intento de suicidio cercano igualmente… El dolor ante todas estas situaciones es desgarrador, y tú vales mucho: quédate.
BSO para leer «Carta para cuando crees que ya no hay salida; me importas»
«Dream Odyssey» de MONO (Japón), haciendo un post rock emocional imprescindible para momentos introspectivos, reflexivos y emocionales.
No es la primera vez que empleo música suya para fideos de opinión, ni será la última porque amo lo que hacen a nivel compositivo.
Escucha mientras lees, o lee y luego dale al play, pero no te vayas sin escuchar esta pieza simplemente majestuosa:
No te conozco pero me importas, lee por favor
Si crees que no hay salida es muy posible que pienses que nadie te aprecia, o crees que eres una carga; puede que sientas un hondo penar que duele profundo y no aguantas más; tal vez te ves insignificante, mediocre, inservible… Y cualquier descalificativo que sea, pero te dices esas cosas porque no estás en un buen momento: no atienden a una realidad. No eres como te ves, y no te culpes por verte así y por no ver lo demás.
Siempre hay alguien que te quiere, que te apoya, que se preocupa por ti, que si te vas te extrañará, que no sabe cómo ayudarte pero le da igual y lo sigue intentando. No ves quién es o quiénes son, y no es tu culpa tampoco no ver ahora a quién le importas pero importas. Hay una plataforma que se llama Stop Suicidios y que te recomiendo visitar porque ahí también importas. Y te recomiendo la lectura del libro de Ángel Martín llamado «por si las voces vuelven».
¿Y sabes qué? A mí me importas: te estoy escribiendo esta carta porque vales, y mucho. Sé que vales porque todo el mundo aporta y suma aunque a veces no se vea. Y no es tu culpa no verlo, simplemente hay momentos en la vida que cuesta ver las cosas. Tu existencia ya tiene valor, y sea un amigo, amiga, familiar, compañera o compañero de trabajo, la cajera del supermercado al que vas, vecinos o vecinas, vínculos variados… Seguro que alguien te extrañará. No te vayas, llama al 024.
Viví muy de cerca un sucidio: no te vayas por favor
¿Y sabes por qué te escribo? Porque si crees que ya no hay salida voy a contarte una vivencia dura que tiene que ver con quitarse del medio: hace pocos años se suicidó el padre de una de mis mejores amigas y fue un shock para toda la gente alrededor… Tenía gente que le apreciaba y quería, pero debió ver todo oscuro, creer que era una carga o lo que fuera que pensara llevado por la situación que estaba sufriendo y creyó que marcharse acabaría con el sufrimiento que estaba viviendo.
Nadie sospechamos jamás que esto pasaría, y el vacío de su repentina marcha fue desgarrador… Dejó una brecha inmensa, una herida supurando tras años del suceso que no cicatriza… Y dejó muchas dudas, y cuestiones profundas que siguen presentes. La culpabilización por no haber hecho algo, por no haberlo detectado, por no haberlo impedido… de verdad, eso sí lo dejarás si te vas. Este hombre creyó que era mejor quitarse del medio por los motivos que fueran que le llevaron a hacerlo, pero nunca fue lo mejor… Nunca lo es. Vales mucho, quédate. Llama al 024.
Y no fue su culpa ni la de nadie que se suicidara, así de claro, pero el dolor generado sigue aquí y aún duele. Seguro que tuvo tus mismos pensamientos o sensaciones, o similares, pero déjame decirte que siempre hubo gente alrededor que le quería y le siguen queriendo, y tú también los tienes aunque ahora no los veas o creas que no los hay. A mí me importas, te estoy escribiendo este mensaje para ti.
Mi padré pasó por la depresión
Verás, otro motivo por el que escribo esta carta para ti, por si crees que ya no hay salida, tiene que ver con un artículo que escribí en este blog llamado La depresión: una compañera con la que he aprendido a convivir, y el huésped que menciono en ese artículo era en verdad mi padre.
Un día en 2021 nos dijo que no podía más y que necesitaba ayuda. Me quedé en shock porque no sospechábamos nada. Esto ocurría en el primer trimestre del 2021. Y ahí tuve miedo de que se quisiera suicidar. Solo pensar que era una posibilidad lloraba desconsolada ante el miedo que me generaba el hecho de que fuera una remota posibilidad. Así que no te vayas, por favor: llama al 024 o pide ayuda a quien tengas cerca como hizo mi padre.
Mi padre nos confesó que estaba mal, que no sabía gestionar qué le pasaba, que lo veía todo muy mal y que iba a la médica de cabecera para que le dijeran qué le pasaba porque no quería ni levantarse de la cama, ni salir, ni tenía ganas de nada… Solo quería aislarse, y era preocupante porque su pasión es estar con sus 3 nietos (dos nietas de 11 y 7 años respectivamente y el nieto mayor de 20 años). Pidió ayuda a tiempo, y fue clave.
Le trataron a tiempo, y a fecha de hoy le quitaron la medicación y está bien. Él me decía a menudo durante la depresión que creía que no se pondría bien nunca, que sentía que era una carga, que no quería salir, etc. Yo le insistía «a ver, papá, sientes que eres carga pero no atiende a una realidad, no lo eres, mira lo que estamos aprendiendo contigo». A fecha de hoy lo sigo sintiendo exactamente igual: aprendimos mucho.
Aprendí que cada persona tiene su proceso: hay quien tarda más en recuperarse, quien tarda menos o quien necesita tratamiento crónico. Y no pasa absolútamente nada, no hay prisa en la recuperación, ve a tu ritmo porque lo importante es tenerlo controlado para evitar pensamientos como el creer que ya no hay salida.
Así que te escribo esta carta a ti que lees, por si crees que no hay salida y que no le importas a nadie que sepas que a mí sí me estás importando porque este texto es para ti. Llama al 024, por favor, o pide ayuda a quien tengas cerca. Vales mucho.
Hace poco me enteré del intento de suicidio de una familiar muy cercana
Otro motivo para dedicarte este texto si crees que ya no hay salida tiene que ver con la pandemia, que hizo muchos estragos: uno de ellos desgarrador durante el confinamiento, ya que una familiar que quiero mucho se intentó suicidar tomando pastillas.
Si se hubiera ido no lo habría superado jamás, y siento que cualquier persona que se vaya genera esto mismo en mucha gente alrededor aunque ahora mismo no lo creas. Esta familiar (eres un ejemplo de fortaleza, cariño, que te lo digo siempre pero no me canso de repetirlo) sigue en tratamiento desde el 2020 y con su lucha diaria. Y no pasa nada: lo que importa es que sigue luchando y tratándose. Siento que es súper valiente porque pedir ayuda al final es jodido. Le dije lo mismo a mi padre en su momento: «pedir ayuda es de valientes, qué orgullosa estoy de ti», y lo mantengo.
Así que si estás mirando al abismo pero das con esta carta, para: piensa en esa persona que te tiende la mano aunque no sepa cómo hacerlo, y si crees que no hay nadie tendiéndote la mano piensa ahora mismo en mi mano que te extiendo de corazón para que te agarres y no saltes al vacío. Llama al teléfono 024 inmediatamente, habla con la persona que está al otro lado, por favor, y no te vayas. Y escríbeme si quieres desde apartado CONTACTO de este blog. Te leeré, y te responderé porque me importas. No estás sol@, llama al 024, y escríbeme: vales mucho y quiero conocerte.